Volveré a los sitios donde nunca he estado
Abrir “mail.yahoo.co.uk” y no encontrar la eñe, que aquí se esconde en ene, en enhe, en enye. Mirar al canal de Hackney y vislumbrar, ensimismado, que pasan personas, un leve viento frío, las nubes lentas entre sol y sol, bicicletas rodando suenhos de dos radios, en la rueda delantera posan los suenyos femeninos, en la rueda trasera, los sueños masculinos.
Comprar una Oyster, oír "bip" y sentirte londiner, crooner, dreamer, o sólo un lugareño. Atónito en Oxford Street, absorto en la St. Martin Church de Soho Square (cuánto silencio, cuánto refugio, cuánta reflexión enmascarada), absurdo en Liverpool Street Station, acogedor en pequeñas calles empedradas, Fournier Street, The Ten Bells, destripando a Jack en blanco y negro.
Pasar caminando delante de Macbeth y decir "half paint of Guiness", y saborear cada minuto de espera, cada melodía, cada nuevo golpe musical. Mirando, mientras tanto, de soslayo los colores fuertes las ropas estrechas las caras imberbes las gafas de sol las curvas de las gafas de sol las curvas de los ojos las carteras de diseño. Tantos puestos entre tantos sueños, y yo esquivando arte en movimiento.
Habitar restaurantes flotantes, percibir que el canal nunca acaba, o que todo se conecta, que nada limita a la imaginación (quién se atreve), que ahora prosigue el sol a una nube, nunca otra nube, que el río Támesis es inabarcable y que la arquitectura muta a espídica, gira a inmensa, se hace infinita. Un barco, una terraza, un pastel, dos capuccinos, el césped, las bielas, el balón de fútbol, la cama, la música y la música y más música extendida en este field lleno de ropa tendida bajo cuerpos mecidos.
Mecidos siempre a la luz que, al cerrar los ojos, descubre otro mundo. Descubrir que este universo de sensaciones me recuerda cien veces, siempre, a ti. A pesar de que nunca habitamos estos espacios pasados, estas utopías presentes. Ni aquellos agrietados futuros.
(Get back to where you once belonged)
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