Herida
Le puse tu nombre a una estrella. Se movía entre una pared y mi mirada. Aparecía y desaparecía, iluminaba y oscurecía. Yo mecía mis recuerdos a la par que el viento. Te lo conté, mirando al cielo oscuro, y me respondiste antes del alba. Antes... de darme cuenta, inmerso ya en otro mundo, de que no estabas en el mismo lugar. Para no desaparecer más. O, quizá, para no aparecer de nuevo herida.
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