Sin rastro de mí
¿Viste cómo el tiempo detenido se posa sobre un instante?
El viento que sopla, la moto en silencio, un pájaro fugaz, los ojos de un gato duermen y tu mirada se quiebra pétrea y oscura.
El tiempo detenido se parte en dos. ¿Viste cómo se parte?
Incólume sobre una belleza sin aliento, tu nombre muta en rito ancestral, eco en espejos insondables, vasto camino de mitos sin leyendas, susurro entre susurros de voces que se cuentan… en secreto.
El tiempo detenido desaparece. ¿Viste cómo desaparece?
Sin sombras. Ausente en paisajes proscritos, pies desnudos y heridos y pies desnudos y ateridos que caminan sobre espacios prohibidos. Tú dices vale, y yo digo NO. Sin palabras. Tú dices puede, y yo digo ADIÓS. Y cierro la puerta, y apago la luz.
Tú dices vuelve. Y yo echo la sal y busco la herida… y trepo ágil… en un instante… y subo un pie… y miro al cielo… y caigo… veloz… mortal… al suelo.
Sin rastro de mí. Ni del tiempo. Ni de ti.