miércoles, julio 04, 2012

Luz y oscura

Fue un viaje corto en una mañana herida de sol bajo un universo contrito, atento, titubeante, ausente. En la memoria cuatro pastillas y en el cuerpo la parcialidad de un momento sin contexto, perdido, encerrado quizá, ausente.

Pasaron ocho horas, lo marca ahora un reloj tatuado.

Fue un viaje largo en una noche curado de lunas sobre una tierra exculpada, difuso, conciso, presente. En la basura cuatro pastillas y en el aire la liberación de un momento previsto, imaginado, planeado quizá, presente.

Abrí la puerta... y el ruido se transformó en silencio. Todo era nada. O lo contrario y viceversa. Tiré del hilo y se cayó sin fuerza a este suelo helado. Si fuera esto morir, sólo quedaría una opción: resurgir.